Imaginemos juntos un viaje en el tiempo hacia Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires. Vamos a ir hasta 1933, momento en que nació la Librería Ortelli, justo frente a la plaza principal en Soárez y Rivadavia.
Por aquél entonces, la librería que Argentino Ortelli tenía junto a dos amigos, tenía de todo: desde los clásicos útiles y libros escolares, pasando por cotillón, artículos deportivos, pirotecnia y hasta instrumentos musicales. Parecía que si no había algo ahí, simplemente, no existía.
Motivo por el cual fue lugar de encuentro entre alumnos y docentes desde su inicio. “Más que como librería, nació como kiosco y vendía lotería. A los dos años, los amigos de mi papá se retiraron y el 15 de septiembre del 33, quedó mi padre como dueño. Ahí comenzó a transformarse ese kiosco en librería” cuenta Carlos Argentino Ortelli, uno de los hijos del fundador.
“Era un local muy chiquito, en un edificio viejo, en pleno centro de Chivilcoy, en una de las avenidas más importantes, Suárez. Estábamos a 20 metros de la esquina y con el correr de los años, mi padre fue alquilando los locales que estaban al lado hasta que ocupó toda la esquina”, comenta Carlos, y recuerda que siempre tiene presente una anécdota de aquellos tiempos difíciles que le contaba su papá.
“Tuvo dinero para pagarle a sus amigos el kiosco, pero después le costaba, no tenía para comprar mercadería, entonces recibió la ayuda de algunos colegas de la zona, que le entregaban mercadería en consignación pero, lo más notable, fue la venta de una prenda que tenía mi papá, una prenda inglesa muy importante, que él siempre recordó toda la vida”, relata. “La gente grande se va a acordar de lo que yo voy a decir, era un perramo, así le decían, era una especie de sobretodo que servía tanto para el frío como para la lluvia; esa fue una de las cosas que más nos llegó a la familia, tener que vender cosas para poder llegar a tener algo de mercadería”.
Esa esquina albergó a la Librería Ortelli durante 35 años. Carlos terminó la secundaria y eligió el negocio familiar para comenzar a trabajar. “Vale aclarar que cuando yo nací mi padre ya tenía 45 años, soy el mayor de tres hermanos y él nunca pensó que yo iba a seguir en esto por eso nunca había comprado un local”, comenta.
En la década del 60, el negocio, que estaba en constante crecimiento, tuvo la necesidad de mudarse. “Fue difícil convencer a papá de salir de su esquina, fue muy, muy difícil porque no quería pero lo convencimos y en el 68 nos mudamos a una esquina muy comercial, un local de 350 metros”, recuerda Carlos.
“Ahí comenzó otra historia, comenzamos la venta por mayor, el negocio venía agrandándose, las ventas venían sumando cosas importantes y, a media cuadra de ese lugar, en la calle principal de Chivilcoy, salió a la venta un lote importante. Yo tendría 26 ó 27 años, hablé con mi padre y le dije, “hay que comprar, no puede ser que sigamos alquilando”. No fue fácil, las propiedades, y sobre todo en el centro, tienen valores importantes, pero llegamos a comprarla, y ahí hicimos la juguetería”, explica Carlos.
Por entonces, las librerías de las ciudades chicas eran las encargadas de vender música, cotillón, juguetería y deporte, entonces era importante para los Ortelli tener dos locales. “Teníamos uno con la juguetería y cotillón y, en la esquina, vendíamos librería comercial, librería escolar y todo lo demás” recuerda Carlos.
Unos años después, en 1982, el fundador de la empresa familiar falleció, pero sus hijos Carlos y Daniel decidieron continuar con su legado librero. En ese momento, la Librería Ortelli se especializó en la venta de libros, juguetes y artículos de marroquinería. Con el tiempo introdujeron el autoservicio, mejoraron la exhibición de productos y crearon un ambiente cada vez más agradable para los clientes. Sin embargo, todavía les faltaban dos mudanzas más, siendo la definitiva en 1998 cuando se establecieron en Pellegrini 16 en un gran local de 600 metros cuadrados.
“La esquina también comenzó a quedarnos chica, era nuestra, pudimos comprarla. Salió a la venta otro local más grande a media cuadra, también sobre la plaza” manifiesta Carlos, que decidió “hacer el esfuerzo” y comprarlo. Ese local donde se encuentra la Librería Ortelli actualmente, tiene 600 metros cuadrados y le permite al negocio familiar estar “muy cómodo”.
Agustina y Micaela, la tercera generación, se unieron al negocio y aseguran que estos 90 años de historia solo serán las primeras páginas del libro de vida de esta emblemática librería argentina que, ahora, también tiene una tienda online para que los clientes puedan comprar sin importar en qué parte del país se encuentren.
Argentino Ortelli fue inmortalizado cuando fue nombrado Ciudadano Ilustre de Chivilcoy en 1994, durante el 140 aniversario, de la ciudad e, incluso, una calle lleva su nombre en su honor.
¡Felicidades Librería Ortelli!.