Por Arturo Millán Herrera (*)
Según el Diccionario de la Real Academia, “comunicar” es hacer partícipe a otra persona de una información. Manifestar, dar a conocer. Conversar. Identifica dos acciones: el habla y la escucha.
Hablar y escuchar son dos fenómenos distintos, son las dos caras de la comunicación entre personas. En general se piensa que es más importante el hablar, aunque sea una idea equivocada. La escucha es activa, valida una comunicación y le da sentido a una conversación, y sin embargo no se la considera en toda su importancia. Decimos lo que decimos y el otro escucha lo que escucha.
La escucha contribuye enormemente a las relaciones. Trabajamos para generarlas, mejorarlas y sostenerlas. El escuchar no ocurre simplemente porque nos expongamos a lo que la otra persona dice, no es suficiente. Hablamos para ser escuchados. La comunicación descansa principalmente en la escucha, no en el habla.
Escuchar no es oír. Oír es una actividad biológica; es una capacidad que tienen algunas especies vivas. Ciertas perturbaciones ambientales generan en los sentidos un efecto llamado “sonido”. Los perros oyen aun lo que es imperceptible para el oído humano.
Los seres vivos que pertenecen a una misma especie comparten igual estructura biológica; un sonido desencadena idénticos procesos en todos.
El biólogo Humberto Maturana sostiene que los seres humanos no poseen un mecanismo biológico que les permita reproducir lo que realmente está ocurriendo en su entorno.
Nuestros sentidos –vista, oído, gusto, olfato y tacto– no reproducen lo que está allá afuera. Solo vemos los colores que nuestros sistemas sensorial y nervioso nos posibilitan percibir. Escuchamos los sonidos que nuestra estructura biológica predeterminada puede captar y no los que existen en el medio ambiente, independientemente de nosotros.
Si bien la raíz biológica del escuchar descansa en el oír, acontece un fenomeno totalmente diferente. Pertenece al ámbito del lenguaje y se basa en las interacciones sociales con otros. Escuchar implica comprensión y por ende interpretación.
En la comunicación humana el significado es primordial; es un intercambio mucho más complejo que la mera transmisión de información. Está constituida por la forma en que le asignamos sentido a lo que se nos dice, para lo que resulta fundamental el acto de escuchar.
El error se origina cuando a la comunicación se la confunde con la noción de transmisión de información. Este concepto, desarrollado por C. Shannon en el ámbito de la ingeniería de la comunicación entre máquinas, se aplica a la transmisión y recepción radial. Teoría muy útil para cuestiones técnicas; pero en un campo donde no se preguntan si para el televisor tiene sentido la señal que recibe desde la planta transmisora en forma de imagen. Este desarrollo no aborda la problemática de la naturaleza del escuchar de las personas.
“El fenómeno de la comunicación no depende de lo que se dice, sino de lo que pasa con el que escucha“, afirma Maturana.
En la comunicación existe una brecha crítica entre el hablar y el escuchar. Entre lo que yo pienso y lo que quiero decir. Lo que digo y lo que el otro escucha. Lo que quiere oír y lo que cree comprender… Hay un abismo.
Para achicar la brecha entre lo que se dice y lo que se escucha
- Escuchar con atención lo que dice el que habla, en vez de estar esperando que deje de hablar para responderle.
- Escuchar además que hace el otro mientras habla: ¿pide? ¿Promete? ¿Ofrece? ¿Opina o juzga? ¿Declara…?
- Escuchar los efectos que causa en mí lo que dice el otro: ¿qué juicios y emociones me genera?
- Interpretar el contexto desde el cual adquiere sentido lo que se dice.
Barreras que dificultan la escucha
- Cuando se hacen suposiciones sobre las intenciones o deseos del otro.
- Cuando se prejuzga al otro. Diga lo que diga se le coloca una etiqueta, clasificándolo.
- Cuando se presta atención a la comparación de si es más lindo o más feo, más inteligente o menos, más competente o menos.
- Cuando se escuchan solo algunas partes de lo que se nos dice y otras no.
- Cuando se le da un consejo u opinión sin que lo pida a quien solo necesita que lo escuchen.
- Cuando mentalmente se ensaya lo que se va a contestar, mientras el otro aún no ha terminado de expresarse.
- Cuando se asocia algún hecho de lo que se está contando con una situación vivida por uno.
- Cuando se cree que ya se sabe lo que el otro va a decir y, basado en esa creencia, se le contesta mientras aún sigue hablando.
Creencias que limitan
- Lo que digo es lo que el otro escucha, y viceversa.
- No tengo nada que aprender.
- Mi mirada es la única válida; la del resto no cuenta.
- No vale la pena aceptar la interpretación del otro.
Desde el hablar y el escuchar…
“Soy absolutamente responsable de lo que digo,
maravillosamente irresponsable de lo que escuchas
y absolutamente responsable de lo que mi decir genera en ti”.
Humberto Maturana
Escuchar y hablar, dos caras de la moneda en la comunicación humana.
(*) Coach Ontológico Profesional Acreditado, ante AACOP y FICOP, Asociación Argentina y Federación Internacional de Coaching Ontológico Profesional.