Los crayones de colores son los favoritos de los más chicos y colaboran en el desarrollo de la motricidad fina, el agarre y la resistencia de las manos. Además, fomentan la creatividad y mejora la capacidad de percepción visual.
Hay herramientas pedagógicas como los crayones que fomentan el desarrollo cognitivo y la creatividad en los más chicos. Estos artículos, no solo entretienen sino que realizan un importante aporte al proceso de aprendizaje en las etapas iniciales de la educación.
Además de fomentar la creatividad y la motricidad fina por la precisión o fuerza que requieren para colorear, refuerzan el aprendizaje temprano ya que pueden ser utilizados para enseñar números, letras, formas y colores para que los más chicos aprendan de una manera lúdica y atractiva.
En otro aspecto, al colorear con lápices y crayones, los niños mejoran la coordinación visual-motora, una habilidad fundamental de coordinación entre los movimientos visuales y los movimientos físicos de la mano donde es el sentido de la vista el que debe guiar el trazo de la mano y controlar su movimiento. Una vez adquirida esta habilidad, los niños podrán atarse los cordones, por ejemplo, o realizar otras actividades que requieran precisión manual.
Técnicas coloridas para implementar en casa y en la escuela.
Los crayones acompañan la maduración de los chicos y los preparan para la aventura del aprendizaje. Así fue como se convirtieron en un elemento indispensable en todas las escuelas y su presencia en las infancias es indiscutida.
Estos artículos son sinónimo de trabajos prácticos, regalos para las familias y dibujos de toda índole donde los más chicos fomentan su concentración y paciencia a la vez que aprenden a expresar sus emociones al canalizarlas a través del dibujo y los colores.
Para hacer en casa, además de los clásicos momentos de dibujo, existen diversas posibilidades que podemos experimentar para compartir un momento con los más chicos y estos elementos. Por ejemplo, una técnica divertida es apoyar la hoja de papel sobre una superficie rugosa, como la de una rejilla, que dará como resultado una hoja coloreada con relieve donde la textura resaltará aún más sus creaciones.
Para hacer en la escuela (y en casa por qué no) son un excelente aliado para ilustrar cuentos e historias que cuentan tanto docentes como familiares o que ellos mismos inventen para después plasmarlas sus invenciones en papel.
Otra técnica divertida es la de rayar crayones. El trabajo requiere la colaboración de un adulto, pero es muy simple: se trata de rayar al crayón para obtener su viruta. ¿Qué hay que hacer? Colocar sobre papel manteca la viruta del crayón rayado, ordenar los colores según la preferencia del niño y taparlo con otro papel manteca. Una vez hecho esto, apoyado sobre una superficie plana, se debe apoyar una plancha caliente o secador de pelo para dar calor sobre el dibujo para que se caliente o derrita y así se adhiera al papel. Una vez realizado, la obra de arte estará hecha. También se puede combinar con la técnica de textura cambiando la superficie plana por una rugosa como una rejilla.
¿Por qué primero los crayones y después los lápices?
Los niños desde los 18 meses pueden utilizar crayones para empezar a hacer trazos. Al principio serán inestables y como garabatos. Al ser gruesos, los crayones dan mayor estabilidad y seguridad y menos sentido de frustración para trazar sus dibujos y letras. El enfoque principal en esta etapa es permitir que los niños exploren sin tener que aprender técnicas específicas como requieren los lápices. Después medirán la fuerza, su motricidad fina se verá en los dibujos y, también, comenzarán a usar lápices.
Como vimos, los crayones de colores representan un universo de posibilidades para experimentar. Además poseen gran influencia en el desarrollo infantil y crean experiencias lúdicas enriquecedoras que impactan directamente en los más pequeños de manera positiva por lo que siempre es un buen momento para fomentar la participación de los niños en actividades que involucren estos elementos.