La importancia de manifestar el espíritu emprendedor del fundador de la empresa es un factor determinante en el desarrollo del liderazgo.
La actualidad está delineando un modelo de liderazgo que cambia permanentemente por el desarrollo de la transformación digital de los negocios y los cambios en los hábitos de consumo producto de la pandemia por Covid-19. Por esta razón, los líderes de hoy poseen mayor nivel de dificultad para adaptarse a la velocidad de las nuevas tendencias y los cambios que surgen día a día en un contexto cambiante y vertiginoso.
El liderazgo pyme requiere la habilidad para plantear objetivos alcanzables, medibles y reales en plazos razonables para tener un equipo de trabajo enfocado en las tareas y motivado en función de las metas propuestas. En líneas generales, en las pymes familiares que predominan en nuestra industria el liderazgo es ejercido por el fundador de la compañía o por las generaciones que lo sucedieron.
Cabe destacar que el liderazgo en las empresas pymes es el motor que las lleva a la búsqueda de la mejora continua. Es por eso que el líder debe ser una persona que guíe al equipo hacia los objetivos, que sea capaz de trazar una estrategia y cuente con la habilidad de transmitirla de manera asertiva al equipo de trabajo.
En nuestra industria, es frecuente encontrar líderes que partieron desde cero con su empresa, acostumbrados a hacer todo por sí mismos con lo cual se enfrentan al desafío de aprender a delegar. Para esto, resulta fundamental expresar con claridad y respeto qué se espera de cada una de las personas de la empresa y cuáles son las tareas que deben realizar para alcanzar los objetivos del negocio.
Una vez superada la prueba de aprender a delegar, seguirá en el desarrollo de sus habilidades como líder. Es decir que al aprender a delegar, el líder contará con más tiempo para dedicarle a las tareas que sólo de él dependen mientras que, en paralelo, puede brindarle la motivación adecuada a cada integrante de su equipo.
Otra dificultad que los líderes deben superar es aprender a confiar ya sea en los mandos medios como en los equipos de trabajo. Según el austríaco Peter F. Drucker, quien es considerado el mayor filósofo de la administración del siglo XX y pionero del management, “la gestión de la confianza se convierte en un elemento táctico fundamental para gestionar no sólo los continuos procesos de cambios sino la gestión de personas y el liderazgo organizativo en general”.
Al mismo tiempo, es importante que el líder se comunique de una manera empática para comprender las necesidades y expectativas de los colaboradores, para que puedan comprender y cumplir las instrucciones recibidas para luego mantenerse atento al trabajo del equipo para supervisarlo y, eventualmente, corregir a tiempo posibles fallas.
Un líder, además de vincularse a su equipo de trabajo, también lo hace con clientes, proveedores, socios y todas las personas que de alguna manera se vinculan al negocio.
Por supuesto que cada empresa es diferente. Cada compañía tiene características distintivas que la hacen única y de igual manera sucede con los líderes que las representan. En este sentido, Drucker insistió con la idea de que “los líderes vienen en todo tipo de formas, colores y razas y el liderazgo no es una mezcla misteriosa de carisma y suerte”. Por esta razón hay que tener en cuenta que el tipo de liderazgo se verá reflejado en el día a día de cada negocio y que por tratarse de personas no existe una única receta para liderar.
Lo que sí, podemos decir es que un buen líder es alguien con quien referenciarse, una persona honesta, que genera confianza, respeto e inspiración. Valores en los que basamos nuestro accionar en CIAL y que promovemos desde la Actualización Profesional que brindamos a los integrantes del sector.